lunes, 30 de diciembre de 2013

DISCERNIMIENTO DE ESPIRITU


Para reconocer los falsos espíritus he aquí lo que nos dice el mismo Monseñor Straubinger (1).

¿Cómo podemos reconocer los falsos espíritus? ¿Cómo descubrir "los poderes de engaño" (II Tes. 2, 11), que "con toda seducción de iniquidad" (íbid. v 10) y vestidos de "ángel de luz" (II Cor. 11, 14) corrompen la grey de Cristo, no exteriormente, sino interiormente, como lo describe el Apóstol en el segundo capítulo de la II Carta a los Tesalonicenses, y Jesucristo en la parábola de la ciza­ña (Mat. 13, 24 ss.)?

El mismo Dios nos brinda en la Sagrada Escritura las ar­mas defensivas contra los espíritus que falsifican la pie­dad, diciéndonos que hay que examinarlo todo para ver si es de Dios o de los espíritus malos.

"Examinadlo todo y quedáos con lo bueno" (I Tes. 5, 21). "No queráis creer a todo espíritu, sino examinad si los es­píritus son de Dios" (I Juan 4, 1).

Lejos de tener esa llamada fe del carbonero, que acepta cie­gamente cuanto escucha (cómodo pretexto para no estu­diar las cosas de Dios), debemos imitar a los primeros cristianos, que escuchaban a San Pablo en Berea, y siendo "de mejor índole que los de Tesalónica, recibieron la pala­bra con gran ansia y ardor, examinando atentamente todo el día las Escrituras, para ver si era cierto lo que se les de­cía" (Hech. 17, 11).

A los judíos que no le reconocían como Mesías, dice Je­sús: "Escudriñad las Escrituras... ellas son las que dan tes­timonio de Mí" (Juan 5, 39). Lo mismo diría El hoy a los que no conocen su fisonomía auténtica de Dios-Hombre o le destronan de su única posición de Mediador entre Dios y los hombres (I Tim. 2, 5).

Escudriñad las Escrituras, leed los Evangelios, las Cartas de San Pablo, estudiad rasgo por rasgo la personalidad de Cristo, rumiad cada una de sus palabras, que son luz y vi­da, imbuíos de su espíritu, y os inmunizaréis contra todo intento de desfigurarlo o sustituirlo por apariencias. El atento lector del Evangelio está prevenido contra los fal­sos apóstoles y las apariencias de piedad y sabe que Cris­to es el centro de toda la religión cristiana, y cuanto más una devoción se acerca al centro tanto más es cristiana. Enfocando todas las cosas con la luz del Evangelio descu­bre él lo que es verdad y lo que es apariencia. Demos gra­cias a Dios que nos ha dado la antorcha de su palabra para orientamos.

San Juan nos da un método muy sencillo para conocer y discernir los espíritus. Dice el Apóstol predilecto: "Todo espíritu que confiesa que Cristo ha venido en carne, es de Dios, y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios, sino que es el espíritu del Anticristo" (I Juan 4, 2- 3).

Es decir, todo lo que redunda en honor de Jesucristo y con­tribuye a la glorificación de su obra redentora, viene del buen espíritu; y todo lo que disminuye la eficacia de la obra de Cristo o lo desplaza de su lugar céntrico, procede del espíritu maligno, aunque se presente disfrazado como ángel de luz y obre señales y prodigios. (Mat. 24, 24; H Tes. 2, 9).

Pues todo falso profeta tiene dos cuernos como el Cordero (Apoc. 13, 11), es decir, la apariencia exterior de Cristo, y sólo pueden descubrirlo los que son capaces de apreciar espiritualmente lo que es o no es palabra de Cristo.

(1)Espiritualidad Bíblica, pág. 28-29.


Boletín de la Tradición Católica. FSSPX. Córdoba, enero de 1989.