domingo, 20 de octubre de 2013

DE GATITO RONRONEADOR A LEON RUGIENTE...





¿Un nuevo cántico de la sirena?

La ultima conferencia y el ultimo sermón de Mons. Fellay (en el congreso del “Angelus press” del 11, 12 y 13 de octubre, 2013) hacen nueva y gran sensación... en ellas muestra su “garra” intransigente y critica abundantemente el pensamiento y los actos del Papa Francisco, presentando una visión “apocaliptica” del mundo y de la Iglesia... Vaya, ¿y porqué por tanto tiempo antes no y ahora sí...? ¿Se trata de una conversión o... un cambio de táctica...? Vale la pena hacerse esta pregunta...

DE “SUTILEZA” EN “SUTILEZA” Y DE CONTRADICCIÓN EN CONTRADICCIÓN...

 Mons. Fellay dice en su conferencia del 12 de octubre:

“El texto (del 15 abril 2012) que habíamos presentado a Roma era, podemos decir, un texto "delicado" que debería haber sido bien comprendido”


“Es así que el tomar cualquier frase o texto, excluyendo este principio, viene a ser lo mismo que afirmar frases que nunca han estado ni en nuestro pensamiento, ni en nuestra vida. Estas frases son en sí mismas ambiguas, es por ello, y a fin de disipar esta ambiguedad, que nosotros quisimos introducir este principio. Desgraciadamente, era tal vez demasiado sutil y esa es la razón por la que nosotros hemos retirado este texto, porque él no era lo suficientemente claro tal como estaba escrito”.

En el documento del 15 de abril se afirma claramente que tanto el nuevo misal como los nuevos rituales de los sacramentos son legítimamente promulgados, lo cual tiene un sentido obvio, en esto no hay ambiguedad. Lo mismo en cuanto a la aceptación del nuevo codigo de derecho canónico. Y en cuanto a lo que pudiera haber en lo demás de ambiguo, el que quiso servirse del instrumento de la ambiguedad debería asumir también sus consecuencias... Si la ambigüedad se presta a malentendidos ¿por qué quejarse de que esto suceda?, ¿por qué entonces haberlo hecho? Y al final del absurdo viene el oprobio, ¿por qué admirarse entonces de los resultados?

El razonamiento del cristiano es un razonamiento basado en la verdad... o debería serlo... El exceso de sutilezas desdicen el lenguaje apostólico “Porque nuestra predicación no se inspira en el error... hablamos no para agradar a los hombres, sino a Dios... Ni hemos buscado la gloria humana, ni la vuestra ni la de otros” (Epístola de la Misa de San Pío X).

“Cuando uno ve lo que está sucediendo ahora [bajo el pontificado de Francisco], damos gracias a Dios, damos gracias a Dios de que hemos sido protegidos de cualquier tipo de acuerdo el año pasado. Y podemos decir que uno de los frutos de la Cruzada [de Rosarios] que hemos hecho, es haber sido preservados de tal desgracia. Gracias a Dios. No es que no queramos ser católicos, por supuesto. Queremos ser católicos y somos católicos, tenemos el derecho a ser reconocidos como católicos. Pero no vamos a comprometer nuestros tesoros para ello. Por supuesto que no”.

Entonces Mons. Fellay no retracta verdaderamente su gestiones para obtener el reconocimiento y la “normalización” dentro de la iglesia conciliar... puesto que “tenemos el derecho a ser reconocidos como católicos. Es decir: ahora y enseguida, no pensamos hacer acuerdos, pero, no excluimos el hacerlos más tarde... ¡Es la misma gata nada más que revolcada...!

“Los tiempos son muy graves. Debemos preocuparnos verdaderamente por nuestra salvación, y para esto estamos privados de un elemento muy importante, que es el apoyo que nos pueden dar las autoridades (de la Iglesia).”

¡Que tragedia! Esto sugiere de nuevo la idea de la “necesidad” de estar bajo la tutela de la autoridad dentro de un marco legalista. Un acuerdo práctico, sin acuerdo doctrinal...

Igualmente, Mons. Fellay no teme la contradicción con tal de conservar su preciosa influencia, puesto que en esta conferencia es capaz de decir:


 Jamás ha sido nuestra intención pretender o que el Concilio deba ser considerado bueno, o que la nueva misa pueda ser “legítima”
Cuando antes había dicho:

“Después de las discusiones, nos hemos dado cuenta que los errores que creíamos provenientes del concilio de hecho son resultado de la interpretación que generalmente se ha hecho de él”
(entrevista a “Catholic News Services”, Mayo de 2012)

“Nosotros declaramos reconocer la validez del sacrificio de la Misa y de los Sacramentos celebrados con la intención de hacer lo que hace la Iglesia según los ritos indicados en las ediciones típicas del Misal romano y de los Rituales de los Sacramentoslegítimamente promulgados por los papas Paulo VI y Juan Pablo II”
(Declaración doctrinal de Mons. Fellay del 15 de abril del 2012)

“¡Como poder imaginar que ciertas personas continúan a pretender que nosotros estamos decididos (todavía) a querer obtener un acuerdo con Roma! ¡Pobres de ellos! Yo los desafío a probármelo. Ellos pretenden que yo pienso de otra manera de lo que hago. Ellos no están en mi mente”
Cuando antes había dicho:

Por el BIEN COMÚN de la Fraternidad preferiríamos de lejos la solución intermediaria actual de status quo, pero obviamente ROMA NO LA TOLERA MÁS.”
(Carta a los obispos donde se habla de la posibilidad de un acuerdo con Roma. 14 de abril de 2012)

Las “seis condiciones” para hacer un acuerdo con Roma propuestas por el Capítulo General del 2012, son un documento oficial y fueron aprovadas por Mons. Fellay! Y nunca han sido verdadera y directamente retractadas...

“El concilio (Vaticano II) no está en continuidad con la Tradición”
Cuando antes había dicho:
“Da la impresión de que rechazamos todo el Vaticano II. Sin embargo, aceptamos el 95%.”
(entrevista a “La Liberté”, Mayo de 2001)

 EL PAPA FRANCISCO

Es verdad que en su sermón del 13 de octubre pone en evidencia varios aspectos muy negativos del Papa Francisco e igualmente su rechazo de la Misa Católica, así como su muy marcada tendencia al ecumenismo. Pero también es verdad que Mons. Fellay hace muy poco tiempo se excedía en elogios respecto a este mismo Papa... Veamos unos ejemplos:

·        “Él quiere poner orden. Como es un hombre de acción, decidido, incluso despótico en su ejercicio del poder, no es imposible que llegue a poner el orden en una sociedad vaticana profundamente corrompida”.
·        “En sus sermones, vemos que tiene la fe (…) todavía no vemos aplicación concreta, pero sus sermones no están mal”.
·        “El papa Francisco tiene una fe profunda”; “Es prudente”; “Quiere poner orden”; “Yo no soy profeta en eso, seamos prudentes, no precipitemos los acontecimientos, veremos.” Monseñor Fellay, Conferencia en Lille el 7 de mayo de 2013

Mons. Fellay estima que Benedicto XVI ha contribuido a “restaurar” la Misa Tridentina y esto como un acto de “prudencia” pero que no es el caso en lo que se refiere al Papa Francisco, “¡aunque éste Papa tal vez va a permitir que esta sea celebrada en paz!”... ¡oh grandiosa consolación...!
¿Pero cual restauración? solo se trató de una maniobra de captación para los bobos e ingenuos de entre los tradicionalistas. Que, aunque suponiendo que no hubiera sido querida contra ellos, ésta no tuvo esa amplitud de aplicación en toda la Iglesia como para que se la ose llamar una “restauración”. Realmente, que este solo hecho no ameritaba que se cantase el “Te Deum” en todas las capillas de la Fraternidad..., como si se tratase del advenimiento de una nueva era de paz como la de Constantino, “paz” que se aplicaría por todo el orbe...! Vaya, no solo la intención de Roma era viciosa sino que también la aplicación fue raquítica...! En efecto, la buena pregunta es: ¿son en realidad numerosos los lugares donde hoy se aplica este permiso? ¿Y esto con qué condiciones? Sí, esto es solo posible si se acepta la condición de reconocer la Misa Nueva como “ordinaria” (lo que equivale a decir que es plenamente “legitima” y “catolica”) y la Misa Tradicional como “extraordinaria” (lo que equivale a decir que es secundaria y tolerada). ¿De que sirve obtener la posibilidad de decir la Misa Tradicional en ciertos lugares (muy limitados) si para ello los que obtengan este permiso tienen que transigir en los principios? Estos son nada más pocos de los magníficos logros de esa nueva política fantasiosa y vana (fábrica de humo) con respecto a la Roma modernista, política que es desgraciadamente la obra de nuestros superiores de la Fraternidad!

Y Mons. prosigue su discurso sobre el Papa Francisco: “¡Lo que tenemos delante de nosotros es un verdadero modernista!” ¿Y esto no era evidente también con Benedicto XVI?

En todo caso no ha sido el mismo Mons. Fellay quien fomentó anteriormente la gran ilusión de que todo saldría bien como quien fabrica una gran nube de humo la que debería terminar por disiparse... Y, finalmente, la “pequeña ola” no terminó absorbiendo la “gran ola”, hecho que él presentó como muy verosímil... Y yo pienso que lo que ha terminado por pasar, fue más bien que la “ola grande” está por comerse la “ola pequeña” de la Tradición... Dulces desengaños...

Después habla abundantemente de Fátima. Citando al Cardenal Luigi Ciapi, teólogo de varios Papas, quien decía: “En el tercer secreto nosotros leemos entre otras cosas que la gran apostasía en la Iglesia comenzaría desde arriba de Ella” y añadía que “Ya que los ministros de Dios están tocados por esta confusión y desorden, los fieles están abandonados a sus propios medios para lograr su salvación. La ayuda que debería ser proporcionada normalmente por los eclesiásticos no está más presente. Esta es la más grande tragedia que se pudiera imaginar para la Iglesia”... ¿Pero si la Fraternidad abandona el combate de la Tradición?, ¿entonces no sería ella la que estuviera realizando las palabras antes dichas? Terrible responsabilidad...

Así como el cuerpo de Cristo durante su pasión “A planta pedis usque ad verticem non est in eo sanitas” Is. I,6, es decir que estaba cubierto de heridas y no había en él lugar sano. Así hoy en la pasión que vive la Iglesia no hay una parte del cuerpo de Ella que no esté cubierta de “heridas” es decir de desordenes, pecados e incluso las peores aberraciones... ¿este destino está también reservado para la Fraternidad? Esperemos que no.

 CONCLUSIÓN:

Todo es una cuestión de oportunidad... Hay quienes tienen infinitas posibilidades... Ahora resulta, ¡oh maravilla!, que Mons. Fellay es más “duro” que todos los más duros juntos. Y no nos deja de sorprender con la sobreabundancia de sus recursos retóricos y de su doble discurso dialéctico...

Las contradicciones de Mons Fellay que aquí se constatan siguen poniendo en evidencia el espíritu liberal que le ha hecho tanto daño a él mismo como a la Fraternidad y aún a la Iglesia misma (en razón de la influencia saludable que la Fraternidad podía tener antes, por su ejemplo, en la Iglesia).

Quién hubiera podido creer que el espíritu liberal fuera tan dañino, tan catastrófico y tan obstinado. Los que tienen un espíritu liberal se crean su propio mundo fantasioso y después se quedan admirados de que las cosas les salen mal. Lo peor es que no quieren reconocer que se han equivocado.

Hay que hacer mucho hincapié sobre el hecho de que muchos de los antiguos tradicionalistas que hicieron “acuerdos” con Roma, que también tuvieron, en un momento dado, palabras bastante intransigentes, como las que hoy hace Mons. Fellay, pero que, por el solo hecho de haberse ligado con la iglesia conciliar perdieron no solo su libertad de practicar plenamente la Tradición, sino también la ayuda de Dios y en consecuencia la lucidez mental. Es por ahí que pasaron a perder la verdadera intransigencia y terminaron haciendo compromisos graves... Las valentonadas de nada sirven cuando se hacen siguiendo unos caminos que Dios no quiere.

Hay que asumir las consecuencias de las contradicciones y de una actitud irresponsable... Pero Dios no nos niega la posibilidad de repararlas... En esta vida Dios no nos cierra todas las puertas...

La congruencia total con toda verdad divina es el criterio que nos puede defender contra toda otra nueva astucia y corrupción que se infiltre entre nosotros. No solo en la doctrina sino también en todos esos aspectos y detalles prácticos que son incoherentes con esta verdad de Dios y de la Iglesia. Cuando se trata de desvirtuar, de desviar y de debilitar nuestra adhesión a la verdad de la Iglesia de siempre, no solo en el pensamiento sino también en los hechos.

 R.P. HUGO RUIZ VALLEJO